Sin lugar a dudas un agente protagonista del panorama mundial en el siglo pasado fue los Estados Unidos de Norte América. Fortalecido luego de la I Guerra Mundial, el rol de la geopolítica de este país permitió, pese a ser considerada una fuerza militar y económica, el desarrollo de otros países como Alemania. Esto conllevo a ser considerado un participante más de una aparente multilateralidad que trajo como consecuencia, algunos años más tarde, el desencadenamiento de la II Guerra mundial. Terminada esta, con la rotunda victoria de las fuerzas políticas aliadas al eje estadounidense, el modelo americano neocapitalista se enfrentaba entonces, a una postura proteccionista de Europa que con los años, pese a todo el aparato montado por el socialismo de la Unión Soviética, poseedora de un modelo ineficaz y no sostenible en el tiempo, produjo el fin de la bipolaridad que hasta finales del siglo imperaba en toda la orbe.
La Economía en el proceso de globalización. Alcances:
El inicio de la hegemonía Estadounidense, como único agente preponderante en el panorama mundial, no se inicia con el fin de la bipolaridad, es su proceso continuo de aplicación del sistema capitalista, uno de los factores que contribuye a ubicarlos en esa situación.
Haciendo referencia a lo planteado por el profesor Manuel Castells, este señala que a partir de la década de los 80, la necesidad de expresión produjo que los flujos globales reemplazaran el peso que tiene incluso las mismas economías lo que condujo a una disminución “aparente” de la importancia del estado.
La tendencia a relaciones plurateralistas era cada vez más evidente. Con el transcurso de los años esto se concretaría con la firma de acuerdos comerciales e incluso la consolidación de la Unión Europea. Es así que el fenómeno de la globalización se desarrolla una vez más, y nuevamente de la mano de los fundamentos capitalistas. Es que debemos considerar que la globalización no es un elemento nuevo en nuestra historia, sino que se encuentra ligada con el desarrollo paradigmático mercantilista del siglo XVI, con España y del siglo XVII con Holanda e incluso en escenarios más antiguos.
En el panorama actual, la neo-globalización producto del modelo económico propuesto por la primera potencia del mundo y sus adherentes es la principal plataforma de desarrollo del nuevo paradigma de producción, es que si en términos económicos la excesiva productividad, vista por muchos como “la borrachera económica” construyó espejismos de libre mercado descontrolados e insostenibles, las consecuencias no se han hecho esperar. La globalización económica ha traído a relucir sus primeras facturas, el neoliberalismo empieza a despertar de "su borrachera” para enfrentarse a una realidad preocupante, no sólo para los ojos de los norteamericanos sino para los demás integrantes de la comunidad internacional, que se encuentran inmersos en el proceso globalizador.
Si bien es cierto, la dimensión del proceso de globalización, a mi criterio, alcanza incluso a los estados que no son muy abiertos a las ideas neoliberales, es por ello que en estos momentos en donde nos replanteamos el equilibrio de poder, en donde el paradigma de producción cambia, en el cual el factor económico produce las primeras consecuencias de la soberbia del hombre para alcanzar lo que no puede sostener, es el momento de mirar con responsabilidad la plataforma globalizadora, no entrando al proteccionismo sino enfocando estrategias social-demócratas inclusivas que fomenten el desarrollo de nuestros pueblos. El gobierno de cada estado debe velar por las finalidades, por construir un norte sostenible para todos y no preocuparse por intereses propios o desarrollar políticas irresponsables. Los alcances de la globalización analizada en su aspecto económico puede producirnos muchas ventajas solamente si la observamos con una postura crítica, entendiendo el fenómeno a cabalidad. La necesidad de managers capacitados para administrar los procesos del estado, es algo imperante en la actualidad. Aquellos que conduzcan a las sociedades a un futuro con condiciones más favorables que las que tenemos en la actualidad.
Equilibrio o Hegemonía
Con todo lo expuesto, la preocupación por el uniteralismo y el multilateralismo nos ha acompañado en el transcurso del siglo pasado. Actualmente despierta un interés renovado debido a la crisis económica estadounidense y el crecimiento económico de Asia. Para el autor de “La paradoja del poder Americano”, conceptos como equilibrio y hegemonía no son ajenos. Joseph Nye Jr. es partidario de la hegemonía de los Estados Unidos y como este debe plantear estrategias para hacerlo sostenible en el tiempo; Sin embargo, como el mismo lo desarrolla, la primera potencia mundial ha estado en más de una vez en una crisis que atentaba con tal objetivo. Además sus constantes intromisiones a otros países en todos los sentidos, lejos de ser beneficioso para el progreso de sus pueblos, interrumpe procesos vitales que garantizarían un desarrollo óptimo. Es por ello, que pese a ver a los valores Estadounidenses muy cercanos a los míos, yo soy partidario del equilibrio. Que exista una real Comunidad Internacional y no burocráticas instituciones carentes de toda efectividad.
Considero al equilibrio como algo beneficioso para los pueblos, en donde se garantice el respeto a la diversidad y se promueva el desarrollo real de las sociedades garantizando el fortalecimiento de opiniones públicas solidas, democracias efectivas y sobretodo retroalimentación de ideas para generar crecimiento en la calidad de vida. Visto desde el punto de vista estadounidense, el desarrollo de poder blando contribuiría con la sostenibilidad, por algún tiempo, de su hegemonía, aunque con la aparición de actores como China y la Unión Europea es una tarea muy ardua la que le espera.
Hard Power @ Soft Power

Para Joseph Nye Jr., las políticas de “Hard Power” en el mundo, están empezando a dejarse de lado, a mi criterio es una proposición muy optimista la que realiza ya que se presentan nuevos elementos en el panorama mundial para asegurar tal postura. Además no hay que olvidar que la guerra a estado presente en la historia del hombre desde un inicio y por los acontecimientos no parece que fuese a cambiar esa constante. La pregunta no estaría dirigida entonces a si existe un “Soft Power”* en nuestro planeta, porque evidentemente existe, la preocupación que nace de mi análisis es ¿Hasta cuando el equilibrio del poder favorecerá a que el “Hard Power” no sea aplicado como política común nuevamente en el mundo? La crisis de recursos naturales, la crisis energética, son uno de los muchos aspectos que son materia de reflexión ya que podrían convertirse en las excusa perfecta para que ese poder duro tanto en un panorama unilateral como uno en donde exista el equilibrio de poder de ciertas potencias reapareciera con mayor fuerza. La solución podría estar en el mismo poder suave aplicado por los Estado Unidos a los demás países, el plantear valores comunes puede ser el primer paso para construir verdaderas Instituciones Internacionales que nos defiendan de los fenómenos que se presentarán en el futuro. De no ser así, me temo que estaremos muy vulnerables a las ambiciones de las potencias con resultados verdaderamente lamentables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario